Hace más de 30 años, Andrea Cuevas llegó a la copa de leche de Los Sin Techo en barrio Los Hornos a pedir una mamadera para su hija. Ese día la invitaron a colaborar y así ganar la posibilidad de llevarse un poco más de alimento, del sobrante, para ella misma.
La alternativa le abrió las puertas a un mundo nuevo y la contagió de ganas de trabajar por los que menos tienen. Hoy está al frente de la coordinación de nueve de las 23 copas de leche que tiene la organización y del relevamiento de familias para la erradicación de ranchos.
Uno de los espacios que tiene a su cargo está en barrio Pompeya, donde recibió a AIRE para contar cómo trabajan y cuál es la situación actual en el marco de la crisis económica de Argentina.
A las 9.30 se abrió la puerta de la Copa en Matheu y San Juan. De a poco comenzaron a llegar vecinos y vecinas provistos de botellas plásticas y alguna bolsa, para que alguna de las seis mujeres que trabajan en el lugar (de entre 30 y 60 años), al otro lado del mostrador, les sirvan lo que tenían.
La conversación era dispersa. Sobre el clima, el próximo inicio de clases, o tan solo saludos cordiales y amables.
“Acá intentamos atender bien y siempre con una sonrisa. Que la gente no sienta que está viniendo a pedir, aunque lo sepa. Porque ya demasiado tienen esa carga de saber que están buscando algo que no tienen, como para encima tener que sentir la mirada del otro”, relató Andrea.
“Aquí a diario llegan entre 90 y 100 personas a pedir leche chocolatada y pan con dulce membrillo, que son los insumos que se logran comprar hoy con los fondos que recibimos del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), aunque por la inflación ya no alcanza para cocinar todos los días, un poco por los aumentos de precios y otro tanto porque creció la demanda”, dijo y completó: “Es muy triste, notamos que vienen familias que antes se las arreglaban con changas y ahora ya no tienen nada”.
Andrea comentó que “en los barrios son casi siempre las mujeres las que nos cargamos de las situaciones más difíciles, principalmente de necesidad de nuestros hijos” y que por eso en Los Sin Techo siempre están trabajando en charlas y talleres sobre acompañamiento de la mujer.
“Las mujeres vienen con problemas de su casa, desde la necesidad, hasta la violencia de todo tipo, porque ir a buscar un alimento ya es violento, tenés que ir a hacer una cola, exponerte, que te miren… es doloroso…”.
Andrea aseguró, en ese sentido, que el haber estado “del otro lado” la ayudó a ser consciente del sentimiento de tener que pedir y a sentir empatía.
“Queremos que cuando vengan vean que pueden también quedarse y ser parte, que pueden dar algo de sí para cambiar su realidad, y nos pasa mucho que las mujeres se ofrecen para preparar la leche, barrer, o también ayudar en los talleres que tenemos que son de ayuda escolar o recreativos”, puntualizó.
Y completó: “La verdad es que hoy estamos viviendo una situación muy difícil. Estamos teniendo listas de espera en los barrios y eso duele en el alma, porque cuando hay hambre es cuando nos metemos en planos de delincuencia sin justificar”.
La mujer aseguró que entre los momentos más tristes que vivió en su trabajo están las imágenes de familias llegando a pedir y ya no tener más para dar, y comentó que puede contrarrestar eso con las escenas de alegría que le tocó presenciar cuando niños vieron caer su rancho para dar paso a su casa de material.
“La organización me dio anécdotas increíbles. Como mujer, estar acompañando a otra con su hija en brazos cuando puede ver como levantan su casa, luego de haber estado viviendo en un rancho, es maravilloso y me lo guardo en el corazón”, señaló.
Por último, invitó a la comunidad a acercarse al Colegio Mayor Universitario, ubicado en San Jerónimo 3328, y colaborar con donaciones de leche, chocolate, azúcar. “Todo es bienvenido y muy necesario”, afirmó.
Fuente: Aire de Santa Fe