El 23 de diciembre de 2000 se organizó una celebración en el barrio de Alto Verde porque en la ciudad de Santa Fe ya no existía ningún rancho. La labor del Movimiento Los Sin Techo había dado sus frutos. Luego sobrevino la debacle del país. En estos momentos, en la ciudad se calcula que existen unos 1.300 ranchos en los barrios más pobres.
Hubo un día en el que la ciudad de Santa Fe no tuvo ni siquiera un solo rancho. Quizá suene a fábula o a exageración, pero el 23 de diciembre de 2000, en la plaza Evita -cercana a la manzana 6 del distrito de Alto Verde- el fuego consumió un pequeño rancho simbólico que representaba un sueño cumplido, ante el aplauso de los vecinos de la zona que celebraron a lo largo de toda esa jornada.
Allí estaban, entre otros, el padre Atilio Rosso como principal referente del Movimiento Los Sin Techo, acompañado por miembros de la institución como José Luis Ambrosino, José Luis Zalazar, Jorge Jourdán y los coordinadores barriales de la ONG. Junto a ellos, el entonces gobernador Jorge Obeid; el exsecretario de Promoción Comunitaria de la Provincia, Juan Carlos Forconi; parte del gabinete y el exintendente Marcelo Alvarez.
Aquel día, hubo celebración, música y hasta choripanes junto a los vecinos del barrio en el que se habían erradicado más de 110 ranchos. Los memoriosos recuerdan que Jorge Obeid no estaba del todo convencido de que fuera cierto que en Santa Fe ya no existieran viviendas precarias. Así fue, hasta que poco antes de la Navidad de 2000 se subió a un helicóptero junto a los referentes de Los Sin Techo, sobrevoló la ciudad y, efectivamente, pudo comprobar de que no se trataba de una fantasía. Entre los que participaron de aquel vuelo estaba José Luis Zalazar: "No podíamos creer lo que veíamos desde el aire. Apenas pudimos encontrar algún ranchito en el patio de alguna casa, pero las familias ya vivían en construcciones de material", recordó a casi 23 años de aquel momento histórico para Santa Fe. "Ya no se veían las villas en El Abasto, San Agustín II y Alto Verde. No había más", agregó con un tono de orgullo, nostalgia y emoción. Dos años antes, el 17 de octubre de 1998, Jorge Obeid y Atilio Rosso habían firmado un convenio bajo el nombre "Santa Fe sin Ranchos". Lo hicieron en el predio del Movimiento en Monte Vera, ante la presencia de miles de personas que en ese momento habitaban en viviendas precarias. A partir de entonces, el trabajo se puso en marcha y fue posible construir, en promedio, dos casas de ladrillos por día, con baño instalado, cielorraso, sistema eléctrico, tanque elevado, piso de machimbre y una galería.
La realidad que desnuda el inminente Fenómeno del Niño
Veintitrés años después, la inminencia del Fenómeno del Niño y la necesidad de reubicar a familias asentadas de manera precaria sobre las defensas y en zonas de reservorios de Santa Fe, dejó al descubierto cuál es la realidad habitacional de la capital de la provincia. Según el último relevamiento del Movimiento Los Sin Techo, en estos momentos existen alrededor de 1.300 ranchos diseminados en distintas zonas de la ciudad de Santa Fe, a pesar de que durante los últimos años los planes de construcción de viviendas de material recobraron impulso.
¿Cómo fue posible que en diciembre de 2000 no existieran ranchos en la ciudad de Santa Fe? El país vivía una situación particular. Por un lado, la Convertibilidad garantizaba la estabilidad de los precios y una moneda atada por ley al patrón dólar. Por otro, la recesión era evidente y los niveles de desocupación superaban el 15%. El país dependía del financiamiento externo, que comenzaba a restringirse hasta que, un año después -en diciembre de 2001- la economía argentina terminó eclosionando.
Santa Fe sin ranchos: fondos del Estado y ayuda internacional
Durante los noventa y gracias a los aceitados contactos que el padre Atilio Rosso mantenía con organizaciones europeas, el Movimiento Los Sin Techo tuvo la posibilidad de acceder a fondos internacionales destinados a la construcción de viviendas para los sectores más desfavorecidos. "Atilio se había ordenado en Roma y tenía conexiones importantes. Cuando comenzamos con Los Sin Techo a mediados de los ochenta, recibimos créditos holandeses -hoy Países Bajos- para la construcción de las primeras casas y centros de salud en los barrios. Luego se sumaron fondos del Episcopado alemán, de organizaciones españolas y de otros puntos de la Comunidad Europea", explicó Zalazar. Y agregó: "Eran todos puchitos de dinero que nos fueron ayudando, pero poco a poco empezaron a retirarse por falta de confianza en el país. Recuerdo que habíamos conseguido un crédito por 300.000 dólares de Bélgica, pero el gobierno de (Carlos) Menem dijo que no existían problemas de vivienda en la Argentina. Como eran acuerdos bilaterales, perdimos el dinero".
En diciembre de 2001 la Argentina terminó estallando. Tras el paso de tres presidentes en apenas una semana, en octubre de 2002 y ya bajo el mandato de Eduardo Duhalde, la pobreza superaba el 50% (algunas estadísticas hablan del 60%). Zalazar recuerda que desde entonces y hasta 2005, el Movimiento dejó de recibir dinero del exterior y de los gobiernos locales para construir viviendas. Recién en 2005, el entonces gobernador Carlos Reutemann volvió a otorgar a fondos para reemplazar ranchos por casas de material. Con ese dinero, se construyeron 25 unidades en barrio El Arenal. Durante la gestión de Hermes Binner en la Casa Gris, los planes de vivienda de los Sin Techo estuvieron paralizados por falta de dinero. Y así fue hasta que el viernes 23 de abril de 2010 a las 4 de la mañana, en la ciudad de Villa Mercedes, San Luis; un infarto de miocardio paralizó el corazón de Atilio Rosso: “Tranquilo, tranquilo, ya me voy con Dios”, fueron las últimas palabras que alcanzó a decirle al padre Raúl Alcorta, con quien debía llegar a Mendoza para participar de una celebración litúrgica. Desde ese momento, la responsabilidad de conducir al Movimiento Los Sin Techo recayó en José Luis Ambrosino.
Otra vez hubo dinero del Gobierno de Santa Fe
La cantidad de ranchos continuaba multiplicándose en la ciudad de Santa Fe hasta que, en 2011 y con la llegada de Antonio Bonfatti a la Gobernación de la Provincia, se retomaron los vínculos con el Movimiento. "Nuestro contacto con el gobierno era Pablo Farías. Y entonces empezamos a trabajar en Las Lomitas, donde hicimos 45 casas. También se construyeron 75 viviendas en Villa Oculta y otras en Barranquitas. Para nosotros esto fue muy importante, y obviamente también para la gente que dejaba de vivir en ranchos", resaltó Zalazar. En 2015 Miguel Lifschitz se convirtió en gobernador y el vínculo con Los Sin Techo continuó profundizándose. "Recuerdo que hicimos una recorrida con él y nos paramos frente a un terreno donde había más de 110 ranchos en Las Lomitas. Entonces, Lifschitz dijo 'busquen al dueño y díganle que le compramos el lote completo'. Y así fue, lo compró. Y entonces pudimos reemplazar esos ranchos por casas dignas", afirmó.
"Hicimos un convenio para erradicar los ranchitos de la vieja Villa Oculta, que hoy se llama Padre Atilio Rosso. Trabajamos en todo Baranquitas Sur, Barranquitas Oeste. Avanzamos con escuelas de trabajo y jardines", agregó. Sin embargo, todo ese esfuerzo no resultó suficiente para frenar el constante crecimiento de la marginalidad durante las últimas dos décadas. Los Sin Techo insisten en que cada año nacen más de 3.000 niños en las zonas más pobres de la ciudad de Santa Fe y esto impacta en la construcción de 20 a 30 ranchos mensuales. Alrededor del 20% de esas familias habitan el rancho de manera provisoria, pero el otro 80% lo hace de forma permanente.
En septiembre de 2019 el Movimiento realizó un nuevo relevamiento en la ciudad y aquel censo determinó que en Santa Fe capital existían unos 1.700 ranchos. Según Zalazar, con la llegada de Omar Perotti al gobierno el trabajo de erradicación se mantuvo: "En 2020 empezamos a trabajar y en estos tres años y medio de gestión pudimos reemplazar 540 ranchos por viviendas dignas". En estos momentos, se calcula que alrededor de 1.300 ranchos se distribuyen en los barrios más carenciados de la ciudad. La misma ciudad de Santa Fe que hace apenas 23 años celebró porque, al menos por un día, ninguna familia vivió entre cuatro chapas y sin mínimas condiciones de dignidad.
José Curiotto
Fuente: Aire Santa Fe